lunes, abril 23, 2012

Pequeñas cosas que carcomen el alma...

Y si no lo saco de mi sistema ahorita me van a seguir carcomiendo el alma y ganando espacio en mi cerebro que me resulta necesario en estos momentos.
Es posible que parezcan cosas de lo más superficiales, pero me parece que esas cositas que a ojos de alguien más ser caprichos materiales, luego resultan ser esos empujones que uno necesita para seguir adelante, para motivarse, para poder sentirse bien aunque sea un ratito. Yo quería hacer 5 cosas: ir al concierto de Panteón Rococó, ir al Noise Festival, inscribirme al segundo módulo del diplomado de historia del arte, ir a la despedida de Carla en DF e ir a ver a Les Luthiers en DF. Para las dos últimas cosas sabía perfectamente desde meses antes que el dinero no me iba a alcanzar (aunque a veces creo que soy yo la que no logra alcanzar al dinero...), y me hice a la idea, y quedé tranquila con mi lavado de cerebro sobre cómo la vida presenta nuevas oportunidades. Para las otras 3 cosas tenía estrategias -no tan efectivas y que requerían de una alta dosis de buena suerte- y el plna B respectivo en caso de que la estrategia no funcionara. Para el concierto de Panteón (que tenía un plus porque tocaría mi adoradísima Verbena Popular) me inscribí en un concurso para ganarme boleto. Puede parecer ilusa mi estrategia, pero resulta que las veces que he participado en las promociones de esa revista siempre me gano boletos (Austin TV, Buraka Som Sistema, Tributo a Bob Marley, etc) y pensé que esta no sería la excepción. Le puse todo mi empeño en contestar las preguntas, fui de las primeras en mandar el correo y le prendí una vela a mi santo de los concursos. Bueno, no tengo santo de los concursos pero de tenerlo le prendería una vela. Mi plan B era ganar un boleto para el Noise Festival (que era el mismo día), para el cual también apliqué en otra revista, a ver si me ganaba boleto. En este caso no había plan B porque ir al Noise era mi plan B. De no ganarme ningún boleto el plan C (¿o D) era comprar el de Panteón y todos felices. Y en cuanto a mi módulo del diplomado, estuve esperando semanas para ganarme la beca, porque así fue como logré entrar al primer módulo. La verdad no cuesta mucho y mi plan B en caso de no ganar era pagar el módulo ($1050) e inscribirme y ser feliz.
Pero entonces pasan cosas que uno no espera que pasen, gente que hace cosas que no esperas que hagan y te sacan del balance y el equilibrio. Y todos tus planes, los A, B, C, D y hasta el plan de comer el resto del mes se van por la borda. Así nomás, casi el mismo día, me di cuenta de que no me había ganado ningún boleto, y que no iba a poder comprarlo de todas formas, porque me acababan de descapitalizar muy feamente. Me sentí triste de no ganar y me sentí triste de no tener el dinero para comprar el boleto pero logré mantener la fe en que podría ganar la beca, digo, teniendo más de 470 contactos en feisbuc me pareció posible que al menos la mitad me ayudaran a dar like a mi comentario en la página del museo para poder ganar una de las 3 becas. Y entonces me di cuenta de que llevaba 20... 25... 30... 40... 42... y ahí se detuvo. Y aunque faltaba todo un día para seguir particpando me di por vencida, si la gente no le da like o no quiere ayudar, pues no me voy a poner a obligarla. Ni modo. Sin concierto y sin diplomado. Estuve tentada a tomar dinero del que tenía ahorrado para mi viaje a Montevideo, pero sé perfectamente que si tomo dinero de ahí, ya no va a ser tan fácil recuperarlo. 
Fue el todojunto: no ganar los boletos, el mal rato de quien me hizo perder más de $1300 por una cuestión de egoísmo y fata de consideración, no ganar la beca, y no tener dinero para comprar ni unos ni otros. Y no tener dinero, así, en general.
Siempre he dicho que las cuestiones monetarias no deben afctar el ánimo de las personas, y me propuse seguir mi propio consejo, y resignarme, aceptar con alegría la situación y aprender de ella lo necesario. Que el no tener dinero no limite ni tus actividades, ni tus relaciones y mucho menos tu estado de ánimo. Y ahí voy yo, dispuesta a superarlo y ser feliz, entonces quieres compartirlo... y nada. Quien esperas que te escuche (o te lea) no está. Y cuando está no tiene intenciones de escucharte y leerte. Y sucede un día, y otro día, y otro día... y toda la semana. Mi intuición empieza a decirme cosas que no quiero escuchar pero que es imposible no tomar en cuenta, y como los lavados de cerebro solo funcionan por un ratito y una vez al mes (porque si no, se desgasta) ya no quedan fuerzas, y uno se pone triste.
Y es entonces que esas pequeñas cosas que originalmente estaban bajo control empiezan a carcomer el alma. No son los boletos, no es el diplomado, no es que dejes de ser importante para alguien, no es que tengas que escribir tu tesis y tengas bloqueo mental... es que de pronto perder el control es inevitable.
Serán solo unos días en lo que el equilibrio regresa, en lo que la tristeza decido irse. No me digan que no me ponga triste, tengo derecho a estarlo. Sólo así el alma se sacude esas prqueñas cositas que la carcomen y le hacen daño, un porquitos de lágrimas también ayudan...

1 comentario:

Blas Torillo Photography dijo...

Y ya te lo he dicho antes: Llora, porque llorar aclara la mirada y refresca el corazón...

Y mi FB es Blas Torillo... ahí te espero