lunes, enero 19, 2015

Estoy segura de que el amor todo lo puede. No lo dudo, no he dejado de creerlo. Pero también sé que no basta con amar. No basta con sentir amor. No basta con dar amor. No basta con sentirlo.

Creo que amarlo tanto siempre fue mi decisión, y llegué a pensar con eso era suficiente: dale todo el amor que puedo. Lo que podía. No me arrepiento de esa decisión, sigo pensando en que de algo le sirve saber cuánto lo amo. Creo que tal vez, sólo tal vez, en esas noches en que lo agobian sus demonios, piense en que hay alguien a muchos kilómeros de distancia que siempre tiene un momento para pensar en él, para soñar con él, que dice su nombre cada que puede, que no deja de pensar en lo que hemos pasado, en lo que seguimos viviendo, y que sigue planeando mundos futuros en los que seguimos juntos.

Pero sé que amarlo no alivia sus dolores, no calma sus ansiedades. Sé que mi amor no es lo que necesita, que no es lo que le ayuda a despertar y enfrentar el mundo. Sé que no espera mis palabras bonitas, que no es de mí quien desea escuchar los buenos días, o las buenas noches, o los te extraño, ni los te quiero, ni los te amo. Ni nada.

Si me preguntan "¿y entonces? si lo sabes ¿qué esperas? ¿qué buscas? ¿qué quieres?", tengo mis respuestas muy claras. Las he venido pensando desde hace mucho tiempo, y en días como este no dejo de desear como nunca que eso que quiero pueda llegar a ser posible. Quiero que él ame a alguien tanto como yo lo amo. Que sienta todo eso que me hace seguir creyendo en el amor. Y que ese alguien lo ame del mismo modo, con la misma intensidad con que yo lo amo. Que lo extrañe incluso cuando esten juntos, que no pueda dejar de sonreír cuando lo vea acercarse. Que busque cualquier pretexto para tomarlo de la mano, para abrazarlo, para recargarse en su hombro, para decirle algo al oído, para compartir una paleta, para estar juntos. Que se preocupe por él hasta en sueños, que no pueda dormir hasta que no le mande mensaje de que ya llegó a su casa, que enloquezca cuando no le contesta los mensajes ni responde al teléfono. Alguien que se acuerde de él cada que come un platillo nuevo, cada que vea una película o lea un libro, y que sienta la necesidad de correr a contarle. Que le den ganas de llorar y reír al mismo tiempo cuando lo ve a los ojos mientras él le cuenta lo que hizo durante el día. Que lo cuide, que no lo lastime, que lo entienda, que lo haga enojar pero que sepa cómo contentarlo de nuevo. Que lo ame. Que se amen.

Y quiero lo mismo para mí. Eso es lo que más quiero. Sentir todo eso por alguien más. Y que alguien me ame del mismo modo. Que no baste con amar. Que quiera construir. Que quiera compartir un camino en que el amor todo lo puede.

Quiero que nos amen. Quiero que podamos amarnos a nosotros mismos. Quiero que aprendamos a amar a alguien más. O tal vez sólo eso, que aprendamos a amar.

No hay comentarios.: