Creo en Shakespeare, en Goethe y en las obras canónicas reconocidas así en la tierra como en el cielo.
Creo en Vincent van Gogh, el retratista tocado por Dios, nacido en Groot- Zundert (Breda), formado en París y en Arles, que trabó amistad y se enemistó con Gauguin, que enfermó, enloqueció y se suicidó, que subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre, de donde ha de descender para juzgar a los cultos y a los incultos.
Creo en el poder de la cultura, en la vida eterna de los genios, en la santa Iglesia del Arte, en la comunión de los cultos y en los valores del humanismo. Por los siglos de los siglos, amén.
Schwanitz, Dietrich. La cultura, todo lo que hay que saber (p. 590)
1 comentario:
Amén.
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